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* Si deseas acompañarnos al 50.o Congreso Eucarístico Internacional a celebrarse del 10 al 17 de Junio de 2012 en la ciudad de Dublin, Irlanda, puedes enviarnos tu información a nuestro correo: jalop311@gmail.com

* MISIÓN EUCARÍSTICA - Si quieres conocer mas sobre la Mision Eucarística y como colaborar en ella, formándote y llevando a cabo un apostolado eucarístico concreto y urgentemente necesario en la Iglesia. Nos reunimos cada sábado en el centro eucarístico en el Sector Vista Alegre. Comunícate y entrevistate conmigo, Rev. Padre José Lopez Vega.



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domingo, 7 de agosto de 2011

Amar a la Iglesia

del libro Amar a la Iglesia #31, San Jose María Escrivá

La Iglesia nos santifica, después de entrar en su seno por el Bautismo. Recién nacidos a la vida natural, ya podemos acogernos a la gracia santificadora.  La fe de uno, mas aún, la fe de toda la Iglesia, beneficia al niño por la acción del Espiritu Santo, que da unidad a la Iglesia y comunica los bienes de uno a otro (Santo Tomás, S. Th. III, q.68, a9 ad 2). Es una maravilla esa maternidad sobrenatural de la Iglesia, que el Espiritu Santo le confiere.  La regeneración espiritual, que se opera por el Bautismo, de alguna manera es semejante al nacimiento corporal; asi como los niños que se hallan en el seno de su madre no se alimentan por si mismos, sino que se nutren del sustento de la madre;  así también los pequeñuelos que no tienen uso de razón y están como niños en el seno de su Madre la Iglesia, por la acción de la Iglesia y no por si mismos reciben la salvación (Santo Tomás, S. Th. III, q.68, a.9 ad 1 ).

Resalta con toda su grandeza el poder sacerdotal de la Iglesia, que procede directamente de Cristo.  Cristo es la fuente de todo sacerdocio: pues el sacerdotal legal era como su figura; pero el sacerdote de la Nueva Ley obra en la persona de Cristo, según lo que se dice en II Cor 2, 10: pues lo que yo perdono, si perdono, por amor vuestro lo perdono en la persona de Cristo (Santo Tomás, S. Th. III, q.22, a4).

La mediación salvadora entre Dios y los hombres se perpetua en la Iglesia por medio del Sacramento del Orden, que capacita- por el cáracter y la gracia consiguientes- para obrar como ministros de Jesucristo en favor de todas las almas. Que uno pueda realizar un acto que otro no puede, no proviene de diversidad en la bondad o en la malicia, sino de la potestad adquirida, que uno posee y otro no. Por eso, como el laico no recibe la potestad de consagrar, no puede operar la consagracion cualquiera que sea su bondad personal (Santo Tomas, In IV Sent. d.13, q.1, a.1).

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